En el
Al Andalus como en el resto del mundo islámico, los perfumes
tuvieron una presencia importante. Eran de uso general en todas las clases sociales, y tanto los hombres como las mujeres los usaban en gran cantidad.
A esto se le
unían la asistencia al
hammam y los cuidados estéticos que allí se
ofrecían. Así fue común en el Al
Andalus la utilización de jabones aromáticos, el empleo de aceites y
ungüentos corporales, el depilado, el arreglo y el teñido del cabello con alheña; la decoración de las manos y pies de las mujeres con
henna, así como el perfilado de ojos con sulfuro de antimonio (
Kohl). Además de todo ello, el rociado con perfumes de agua de rosas, perfumes de azafrán, almizcle,
ambar natural desmenuzado,
ambar negro,...

Eran muy solicitados los perfumes importados de Oriente, de olor dulce y denso como
el ambar gris, almizcle,.. aunque también preferían los
andalusíes los perfumes suaves y frescos, como el agua de rosas, de azahar, de violeta y esencias de limón y sándalo. Toda la gama de perfumes y cuidados estéticos y de la salud, ha quedado reflejada en los tratados de alimentos, higiene y medicina de
Abenzoar (s. X) e
Ibn Wafid de Toledo (s.
XI)
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