Publicado el 04/7/2021
Alciones, miel ática, incienso, nitro … pero también avena, huevo, germen de trigo... son algunos de los ingredientes de las recetas que el gran poeta clásico OVIDIO proponía a las mujeres de su tiempo para cuidar la piel del rostro. Estas recetas han llegado hasta nosotros incluidas en una obrita titulada Medicamina Facial Feminae , es decir, SOBRE LA COSMETICA PARA EL ROSTRO FEMENINO.
PUBLIO OVIDIO NASON nació en el 43 a.C. en Sulmona, cerca de Roma y murió en lo que hoy es la ciudad de Constanza (Rumanía) en el 17 d.C. (donde había sido desterrado por el emperador Augusto). Gran parte de su obra poética gira en torno al AMOR, por lo que es considerado como una de las mayores influencias en el desarrollo posterior de la poética amorosa.
Sus obras EL ARTE DE AMAR; REMEDIOS DE AMOR y COSMETICOS PARA EL ROSTRO FEMENINO, son tres piezas claves de la literatura clásica, que ofrecen consejos, remedios y trucos dirigidos a la seducción amorosa, tanto de hombres como de mujeres. Tuvo un gran éxito por su carácter provocador (aunque no está muy claro, pudo ser ésa la causa de su destierro rumano) y una fuente inagotable de inspiración de artistas y literatos de todas las épocas.
SOBRE LA COSMETICA PARA EL ROSTRO FEMENINO es un poema didáctico que defiende el uso de los cosméticos por las mujeres y ofrece varias recetas para el tratamiento facial. Sólo se conservan 100 versos de los 500 u 800 de que probablemente constaba. El poeta pretende instruir a las chicas sobre “qué cuidados pueden mejorar tu apariencia y cómo tu belleza puede ser preservada”. Objetivos plenamente vigentes más de 20 siglos después.
Y con esa perspectiva temporal, nos acercamos a algunas de las recetas de esta joyita ovidiana, que estimamos no solo muy curiosas e interesantes sino también dignas de ser probadas. ¿Por qué no? Cuestión de ponerse manos a la obra!!!! La mayoría de los ingredientes recetados son, de hecho, tratamientos efectivos para la piel (harina de avena, germen de trigo, huevo) , utilizados en la fabricación de cosmético natural actual.
Las escasas recetas conservadas en esos 100 versos están redactadas de manera detallada, enumerando los ingredientes y explicando su más bien complicado proceso de elaboración. Hay una fórmula a base de incienso y otros raros componentes, apta para evitar rojeces del rostro. Otra se inicia a partir de las amapolas, pero la pérdida del texto antes comentada, nos impide conocer nada más. En todo caso, todas debían ser aplicadas por las mañanas.
(*restos de cascaras de huevo. Alción, ave marina.)
"Mezclar incienso con nitro, que alisa el cuerpo, un tercio de libra de cada parte. Añade un poco menos de la cuarta parte de goma, recogida de la corteza y un pequeño dedal de mirra. Triturar todo y pasarlo por un tamiz fino. Encima del polvo, verter miel. También es útil añadir hinojo; un puñado de rosas secas e incienso macho (el que destila naturalmente el árbol) más sal armónica (procedente del desierto de Libia); verter sobre ello el líquido que destila la cebada; el incienso y la sal en igual peso que las rosas. Si lo aplicas, aunque sea por poco tiempo, en un rostro delicado, no quedará ni una mancha en todo él."
"A la cebada, quítale la paja y el corzuelo y pon a reblandecer igual medida de yeros (leguminosa parecida al guisante) en diez huevos; cuando todo se haya secado, tritúralo lentamente bajo la áspera muela. Y machaca cuernos de ciervos vivaz (aquellas partes caídas en la muda anual). Y una vez que la harina se haya convertido en harina muy fina, la pasas por un tamiz de malla tupida; añade 12 bulbos de narciso sin cáscara, machácalos vigorosamente en un mortero de mármol bien limpio; echa dos onzas de goma con semilla toscana; añade otras tantas nuevas partes más de miel. Cualquier mujer que se unte el rostro con tal cosmético, brillará con más lisura que su propio espejo."
Vemos, pues, que aunque las propuestas de Ovidio están originadas en momentos históricos muy alejados, si revelan, sin embargo, una coincidencia en las preocupaciones estéticas de las mujeres de la época del poeta, como son las manchas, la tersura o el brillo de la piel, con las de nuestros días. Seguramente hay otros puntos en el que las féminas de entonces sintonizaban con las del siglo XXI. Ya lo trataremos en otro momento.
“En primer lugar, mujeres, habéis de velar por vuestras cualidades espirituales. Un rostro resulta atractivo si va acompañado de inteligencia”. Estos versos de Ovidio, con los que concluimos, nos hacen pensar en la vigencia de muchas de sus reflexiones, no solo de sus recetas cosméticas.
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