El agua de colonia y el origen de estas lociones aromáticas en las que en sus inicios se les atribuían propiedades medicinales, no comenzaron a destilarse a las orillas del Rhin, como sugiere su nombre, sino de los alambiques de una farmacia florentina. El origen del malentendido se remonta a finales de 1700, cuando un monje cartujano obsequió al joven Wilhem Mülhens con la receta del aqua mirabilis como regalo de bodas. Consciente del potencial de este elixir, Mülhens se decidió a producirlo en una pequeña fábrica situada en el numero 4711 de la calle Glockengasse de la ciudad de Colonia. Los soldados franceses que ocupaban la zona bautizaron la formula como Eau de Cologne, un término que a partir de ese momento se hizo extensivo a cualquier agua refrescante.

Sin embargo, la primera composición de estas características fue elaborada por unos monjes dominicos hacia 1221, en L’Officina di Santa Marina Novella de Florencia. La reputación de los bálsamos y remedios curativos que estos religiosos preparaban con las plantas cultivadas en los jardines del monasterio atraía a muchos personajes ilustres de la época, entre ellos Catalina de Medicis, para la que compusieron el Acqua di Regina, considerado como el primer agua de colonia.